Las veguerías fueron una organización territorial que existió en Cataluña durante la Edad Media y la Moderna, desde el siglo XII hasta comienzos del siglo XVIII. Funcionaban como demarcaciones administrativas gobernadas por un veguer, representante directo del rey, con funciones judiciales, militares y fiscales. Este sistema perduró hasta que fue sustituido por los corregimientos mediante el Decreto de Nueva Planta de 1716, impuesto por Felipe V tras la Guerra de Sucesión Española.
Un modelo medieval con ecos en la Cataluña contemporánea
Con el paso de los siglos, las veguerías dejaron de tener efecto político, pero su recuerdo ha permanecido en la historia institucional de Cataluña. Desde la recuperación de la democracia y la creación de la Generalitat de Catalunya moderna, el debate sobre una nueva división territorial basada en veguerías contemporáneas ha vuelto en varias ocasiones al centro del debate político.
En 2010, el Parlamento de Cataluña aprobó la Ley de Veguerías como intento de reorganizar el territorio más allá de las provincias españolas. Sin embargo, la aplicación práctica de esa ley ha sido compleja, ya que los límites administrativos del Estado y la falta de consenso entre municipios han frenado su puesta en marcha definitiva.
La histórica rivalidad: ¿Tarragona o Reus?
El caso más emblemático de esta discusión es el del Camp de Tarragona. La propuesta de crear una veguería con capital en Tarragona reavivó una vieja rivalidad con Reus, que históricamente ha aspirado a tener un papel central en la organización territorial. Reus, con su dinamismo comercial e industrial, argumentó que debía ser la capital administrativa; mientras que Tarragona, sede de la archidiócesis y capital provincial, reivindicó su rol histórico e institucional.
Durante el siglo XIX y XX, esta competencia se expresó en ámbitos como la economía, la educación, la infraestructura y la cultura. En la actualidad, aunque la convivencia entre ambas ciudades es plenamente colaborativa, la cuestión simbólica de la capitalidad sigue siendo motivo de debate cuando se retoma el modelo de las veguerías.
Más allá del simbolismo: el valor histórico de las veguerías
Las veguerías fueron, en su tiempo, una forma avanzada de descentralización administrativa. Hoy, su evocación tiene un doble valor: por un lado, recuperar la identidad histórica catalana; por otro, repensar la gestión territorial desde criterios de proximidad y eficiencia. En un contexto donde el debate sobre la descentralización sigue vigente en toda España, las antiguas veguerías representan una pieza clave para entender las raíces del actual mapa político catalán.
Sea cual sea el futuro del modelo territorial, el diálogo entre Tarragona y Reus continúa siendo una muestra de cómo la historia, la identidad y la política local se entrelazan en la Cataluña contemporánea.
Fuentes consultadas: Parlamento de Cataluña, Generalitat de Catalunya, archivos históricos de Tarragona y Reus, y estudios académicos sobre la organización territorial medieval catalana.