La madrugada de hoy, un símbolo histórico de Talavera de la Reina, el famoso «puente romano», se desplomó parcialmente ante la furia del río Tajo, desatada por la borrasca Martinho. Pero la tragedia viene acompañada de una revelación sorprendente: ¡el puente nunca fue romano! Esta estructura, declarada Bien de Interés Cultural en 2021, tiene sus raíces en la Edad Media, construido entre 1483 y 1490.
La confusión sobre su origen se debe a la existencia de una antigua estructura romana en el mismo lugar, de la cual no queda rastro. Sin embargo, los documentos históricos revelan que el puente actual fue erigido siglos después, gracias a los esfuerzos del arzobispado y del señor feudal Pedro González de Mendoza.
A lo largo de su tumultuosa historia, el puente ha sido víctima de múltiples derrumbes y reconstrucciones. Los registros mencionan reparaciones en 1625, 1815, 1829, 1835, 1841 y 1850, evidenciando su vulnerabilidad ante las crecidas del río. Incluso en el siglo XX, el puente sufrió deterioro, siendo cerrado al tránsito en los años 70 y parcialmente reconstruido en 1994.
El reciente colapso afectó a la parte reconstruida con ladrillos en el siglo pasado, cediendo ante la fuerza del agua. Este incidente ha generado conmoción en Talavera y ha puesto de manifiesto la necesidad urgente de preservar este patrimonio histórico.
El derrumbe del puente de Talavera no solo ha provocado daños materiales, sino que también ha desenterrado una disputa histórica que podría cambiar la forma en que se percibe este emblemático monumento.